domingo, 8 de febrero de 2009

ORIGEN DEL LEÍSMO Y DEL LAÍSMO

Existen diferentes teorías en relación al origen del leísmo y del laísmo. La principal se denomina hipótesis de eliminación del caso a favor del género: según el gramático del Siglo XIX, Rufino José Cuervo, "la extensión analógica de la unión de los pronombres de primera y segunda personas, me, te (con funciones de acusativo y de dativo), a la forma de tercera persona le, por su semejanza formal, hizo que las dos funciones mencionadas anteriormente se sumasen"... sin embargo, se pretendía preservar las diferencias de género; por esta razón, la extensión de le sólo afectó al acusativo masculino, pero se mantuvo el lo neutro y el la femenino. Para Fernández Ramírez este deseo de guardar la distinción genérica fue el elemento creador de la confusión, ya que "esta distinción quedaba determinada por el sincretismo que se produce en la forma lo del acusativo singular y en la forma le del dativo". Surgió de este modo la diferencia entre el le masculino y el lo neutro.
Una vez sustituido lo por le en el acusativo masculino aparecen, por extensión analógica, el laísmo y el loísmo.

No obstante, esto no sirve para aclarar determinados fenónemos como la tendencia a usar con mayor frecuencia el leísmo con objetos directos personales u objetos animados que con inanimados; la existencia del leísmo plural y del leísmo femenino; el porqué ni la, las ni lo, los triunfen como formas de dativo... por esta razón surge una nueva teoría: la tendencia a distinguir en castellano entre los objetos animados e inanimados podría ser otro factor que habría originado el leísmo (pero no el laísmo). Rufino José Cuervo, tras examinar ciertos textos medievales (sobre todo el Poema de Mio Cid y las obras de Berceo) concluye que el origen del leísmo está en la perduración del dativo regido por numerosos verbos latinos en sus correspondientes castellanos, puesto que utilizan exclusivamente le o alternan lo, la con le en complementos personales... según Rafael Lapesa, el uso de le en verbos que regían dativo en latín se habría extendido a otros que requerían un objeto personal.
Los estudios de Cuervo hacen ver que la confusión surgió a partir del cruce de dos construcciones distintas en el uso de un mismo verbo (ej. los avisa del peligro, les avisa el peligro > les avisa del peligro; los enseña, les enseña buena doctrina > les enseña). Esta hipótesis señala que el origen del leísmo tuvo lugar cuando en la época latino-vulgar, el acusativo empezó a alternar con el dativo.
Pero... ¿qué es lo correcto? La Academia Española recomienda para el uso culto la siguiente norma general: "lo para el acusativo masculino, la acusativo femenino, le dativo de ambos géneros y como acusativo masculino de persona (pero no de cosa), los para el acusativo masculino en plural, las acusativo femenino plural y les para el dativo plural de ambos géneros".

REFERENCIAS:
LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO: ESTADO DE LA CUESTIÓN
LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO
LEÍSMO, LOÍSMO, LAÍSMO: CITAS

Fernando Albor Estalayo
Pablo Alonso García-Noblejas
José Arroyo Ataz
Adrián Díaz Arteche

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