domingo, 15 de marzo de 2009

Texto con neologismos. José Arroyo

LOS INTERNAUTAS CONTRA EL CAPITÁN CLONADO

Bajo el epígrafe Los niños bueno de la SGAE, un vídeo de YouTube muestra una obra de teatro en la que un grupo de escolares asturianos alecciona sobre la propiedad intelectual. “¿Tú has inventado algo? ¿Un libro, un videojuego, una canción? Pues te lo robo, ja, ja, ja”, dice un crío que interpreta al Capitán Clonado. “Lo que haces se llama piratería. Es un acto que consiste en reproducir una obra sin la autorización del autor”, responde una niña. El vídeo ha escandalizado a muchos internautas, que acusan a la Sociedad de Autores de “lavar el cerebro” a los chavales. Según estos críticos, la SGAE invierte un porcentaje de su recaudación en “programas de adoctrinamiento” dirigidos a las escuelas, del que formaría parte esta obra de teatro. En referencia a este proyecto piloto de Educación de Derechos de Propiedad Intelectual, que se desarrolla en Asturias, Teddy Bautista defiende que “son acciones didácticas culturales”.

RODRÍGUEZ, Juan Carlos. “Protagonistas Entrevista: Teddy Bautista”. Magazine (El Mundo). Madrid: Unidad Editorial: Revistas, S.L.U. Nº 494, 15-03-09, pág. 42, 59 p.

(Neologismos en negrita)



Vídeo: Palabra de procedencia anglosajona que según la RAE, se trata de un “Sistema de grabación y reproducción de imágenes, acompañadas o no de sonidos…”

YouTube: No se trata plenamente de un neologismo, pero podemos tomarlo como un concepto nuevo, procedente del habla inglesa, que en si mismo da la significación de "colgar" algo en la red para que sea visto por los demás, para compartir experiencias mediante el medio audiovisual.

Propiedad Intelectual: podemos tomarlo como un neologismo en el que dos palabras se han unido para dar un nuevo significado, que ninguna por separado da. Así el uso de las dos en conjunto lo podemos entender como aquello que a uno le pertenece por haberlo pensado, investigado, creado…

Videojuego: Neologismo procedente de la unión de las palabras video y juego, y que según la RAE, se trata de un “dispositivo electrónico que permite, mediante mandos apropiados, simular juegos en las pantallas de un televisor o de un ordenador”.

Clonado: de origen griego y procedente del verbo clonar, que consiste en la creación de seres idénticos unos a otros mediante reproducción asexual.

Piratería
: a esta palabra le es asignada un nuevo significado respecto al sentido tradicional de la palabra. Un nuevo significado en el que se entiende al pirata como a la persona que consume productos tales como música, vídeos o programas, sin pagar a su autor o creador. Este, junto con el caso que se verá a continuación, son ejemplos claros de que la lengua se adapta y cambia a los tiempos, según las necesidades del hablante.

Reproducir: Neologismo, que entre otros significados, podemos decir que consiste en la acción de “volver a hacer presente lo que antes se dijo y alegó”, definición que se ha aplicado al hecho de emitir un video o sonido por parte de una maquina, como un ordenador o una radio.

Internauta: palabra que se refiere a las personas que navegan por la red (Internet), que podemos considerar una anonimia de las palabras, Internet y navegar.

sábado, 14 de marzo de 2009

Texto con neologismos. Fernando Albor

El poema héroes de Juan Gelman, en su obra Cólera Buey, 1965:

los soles solan y los mares maran
los farmacéuticos especifican
dictan bellas recetas para el pasmo
se desayunan en su gran centímetro
a mí me toca gelmanear
hemos perdido el miedo al gran caballo
nos acontecen hachas sucesivas
y se amanece siempre en los testículos
no poca cosa es que ello suceda
vista la malbaraja del amor estos días
los mazos de catástrofes las deudas
amados sean los que odian
hijos que comen por mis hígados
y su desgracia y gracia es no ser ciegos
la gran madre caballa
el gran padre caballo
el mundo es un caballo
a gelmanear a gelmanearles digo
a conocer a los más bellos
los que vencieron con su gran derrota





Los términos solan y maran son dos neologismos léxico-semánticos de composición normal que derivan de dos sustantivos(soles y mares), provocando de este modo un juego de palabras y a la vez una aliteración.

El poeta trata de distribuir los roles o los caminos que deben llevar a cabo los elementos y las personas que existen en el mundo: soles/solan, mares/maran, farmacéuticos/especifican... a Gelman le toca gelmanear. Produce el autor así otro neologismo, también de composición normal, cuyo significado analizando el contexto del poema sería algo similar a "cabalgar", ya que en versos posteriores expresa que ha perdido el miedo al gran caballo. Su destino es gelmanear, galopar por el mundo.

Malbaraja es un caso de híbrido perteneciente a la categoría léxica. Las palabras que se asocian son mal y baraja, uniendo en el neologismo el acto y el resultado del barajar. La partida tiene como objeto el amor y a continuación se acentúa el sentimiento de fracaso con el uso de un neologismo metafórico de categoría semántica: “los mazos de catástrofes”.

Iniciando una serie de repeticiones aparece caballa. El procedimiento utilizado es la sustitución rompiendo la regla usual, puesto que lo correcto sería incorporar el término yegua... este neologismo surge debido a la intención del autor de feminizar las palabras para que, del mismo modo, el poema sea aún más estético.

Finalmente volvemos a ver el neologismo gelmanear ("a gelmanear a gelmanearles digo"), quizás con el propósito de implicar al lector, de hacer que piense: ¿debe cabalgar el lector también por sí mismo?, ¿debe comprometerse en sus obras?, en definitiva... ¿debe gelmanear?

jueves, 12 de marzo de 2009

La acronimia

La acronimia tiene lugar cuando la creación de nuevas palabras se produce a partir de fragmentos de otras palabras (teleñeco, de televisión y muñeco; docudrama, de documental dramático; Mercosur, de Mercado Común del Sur...)

La segunda definición que contempla el DRAE acerca del término acrónimo es: “vocablo formado por la unión de elementos de dos o más palabras, constituido por el principio de la primera y el final de la última, p. ej., ofi(cina infor)mática, o, frecuentemente, por otras combinaciones, p. ej., so(und) n(avigation) a(nd) r(anging), Ban(co) es(pañol) (de) (crédi)to.” En este aspecto encontramos multitud de vocablos que empleamos en nuestra vida cotidiana con frecuencia, como cibernauta (cibernética + astronauta), motel (motorist + hotel), autobús (automóvil + omnibus), módem (modulador + demodulador), cantautor (cantante + autor) y Puleva (pura + leche + vaca) entre otros.

A pesar de ello los acrónimos se leen tal y como se escriben, sin desarrollar ninguno de los elementos abreviados que componen la propia palabra.

También debemos tener muy en cuenta la primera definición que aparece en el DRAE al respecto: un acrónimo es un “tipo de sigla que se pronuncia como una palabra; p. ej., o(bjeto) v(olante) n(o) i(dentificado).” Estas siglas realmente son sintagmas nominales simplificados que también se introducen en la lengua como una palabra y se pronuncian como tal.

Actualmente comprendemos a la perfección y aceptamos estas siglas en nuestra lengua, y generalmente sirven para designar marcas o instituciones. Hay muchos casos en los que estos acrónimos se han afianzado de manera sólida en nuestro idioma hablado: no se suele escuchar Documento Nacional de Identidad (en lugar de DNI), Organización No Gubernamental (ONG), Unión General de Trabajadores (UGT), Alta Velocidad Española (AVE), Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), Organización de Naciones Unidas (ONU) o Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE). Otros acrónimos son comunes tanto en su forma abreviada como extendida: es el caso de Dirección General de Tráfico (DGT), Asociación de Futbolistas de España (AFE), Partido Popular (PP), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Izquierda Unida (IU), Comité Olímpico Internacional (COI) o Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Finalmente existe una última situación, son los acrónimos que, al hablar, solemos emplear las palabras pero al escribir, las siglas: por ejemplo Radio Televisión Española (RTVE), Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Real Academia Española (RAE), Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), Diccionario panhispánico de dudas (DPD) o Sociedad General de Autores de España (SGAE) entre otros.

Además, existe un número de acrónimos que se comprenden a nivel nacional a pesar de no conocerse su significado completo: dudamos mucho que todos los ciudadanos sepan qué significa realmente TALGO (Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol), ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) o RACE (Real Automóvil Club de España).

La formación de siglas y acrónimos es un fenómeno muy extendido en países anglosajones, en nuestro idioma existen multitud de términos que son, originalmente, acrónimos ingleses: radar (ra[dio] d[etecting] a[nd] r[anging]), láser (l[ight] a[mplification by] s[timulated] e[mission of] r[adiation]) y púlsar (puls[ating st]ar).

La traducción de palabras no es una excepción en los acrónimos; así, decimos sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y no aids (acquired immune deficiency syndrome o acquired immunodeficiency syndrome); u OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), en lugar de NATO (North Atlantic Treaty Organization).

Finalmente, cabe mencionar que los acrónimos formados por la unión de varias palabras adoptan, generalmente, el género masculino (decimos un púlsar aunque estrella [star] es femenino) y los formados por siglas suelen recoger el género de la palabra núcleo de la denominación completa (la uci ya que unidad es palabra femenina, y el sida porque síndrome es un término masculino).















REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

DRAE (Diccionario de la Real Academia Española)
DPD (Diccionario Panhispánico de Dudas)
ALACANT: Parasíntesis y acronimia
ACRONIMIA, ejercicios

lunes, 2 de marzo de 2009

LOISMO

Muchos son los errores que se cometen al hablar, uno de los mas habituales es el leísmo, laísmo o loísmo. En este momento vamos a tratar de explicar que es el loísmo y como remediarlo.
El loísmo es un error consistente en emplear las formas lo y los del pronombre él en función de dativo.
Ahora bien, esta definición del DRAE no nos aclara gran cosa, asi que lo mejor es que utilizemos ejemplos mas claros. El loísmo consiste en la utilización de lo y los en lugar de los pronombres átonos de complemento indirecto: le y les. De los tres fenómenos reseñados, es el que se considera mas vulgar, y ya sea dicho el menos corriente de los tres, pero sin restarle importancia.
Así por ejemplo:

-A Juan lo ofrecieron trabajo la semana pasada.
Lo correcto seria:
-A Juan le ofrecieron trabajo la semana pasada.

La lengua castellana mantiene la antigua declinación latina y uso de los casos latinos en los pronombres personales y la evolución de la lengua castellana tiende a la eliminación total de los casos latinos, reflejo que tenemos la tenencia a suprimir la diferencia de funciones entre el complemento directo y el complemento indirecto por medio del genero.
Esto se traduce en el uso de "lo" y "los" en función de complemento (objeto)indirecto; cuando el referente es del género masculino en vez de "le" y "les". Se produce por paralelismo con el laísmo: "la" y "las" para el género femenino; "lo" y "los" par el género masculino.
Cuando un "loísta" dice: "Lo pegue" uno que no lo es entiende: que "la cosa" referida fue pegada y no "golpeada" ue es lo que el "loísta" quería decir.

Aqui un ejemplo para que quede más claro:
-A Pedro lo salió una manzana picada.
Lo correcto sería:
-A Pedro le salió una manzana picada.

Los medios de comunicacion se hacen eco de este error cada vez más, hasta el punto de que en dibujos animados, en teoria para niños, pero que por su carácter politico, son para adultos tratan estos casos de laísmo, leísmo y loísmo. Veamoslo:

domingo, 15 de febrero de 2009

Sustantivos que se usan en singular o en plural para designar un solo objeto.

Algunos sustantivos que designan objetos con estructura simétrica pueden
ser usados indistintamente en plural y en singular, sin que haya ninguna
diferencia de significado.

Estos sustantivos se usan normalmente en plural para referirse a uno solo de dichos objetos.

Es el caso de palabras como gafas, pantalones, bragas, leotardos, tenazas, alicates, tijeras, etc.: "Me encantan los pantalones que llevaste a la fiesta"; "Le rompió las gafas de un puñetazo"; "Necesito unas tenazas para sacar el clavo".

Canción en la que se usa la forma plural "gafas":


En estos casos resulta igualmente válido, aunque suele ser menos frecuente, el empleo de la forma de singular: "Me he manchado el pantalón"; "Esa gafa te favorece"; "Tráeme la tenaza que está sobre la mesa".

Hay otros casos, como el de bigote o nariz, en que se usa normalmente el singular, reservándose el plural para usos expresivos: "Me he afeitado el bigote"; "Me duele la nariz"; pero "Se atusaba los bigotes con parsimonia"; "Tiene unas narices enormes".

Canción en la que se utiliza la forma "nariz"


En las expresiones fijas suele predominar el uso en plural: "Estoy hasta las narices"; "La cosa tiene narices"; "Hace un frío de narices".


REFERENCIAS:

Diccionario Panhispánico de Dudas


Apuntes elaborados por D. Juan Félix sobre el sustantivo




martes, 10 de febrero de 2009

Reseña : "Sobre el estándar y la norma"

RESEÑA: "SOBRE EL ESTÁNDAR Y LA NORMA". PABLO ALONSO Gª-NOBLEJAS

El articulo habla sobre el uso de la lengua, mas concretamente sobre el mal uso de esta, y no solo sobre el mal uso, sino de las variaciones de la lengua en una región, y trata de concretar los porque de estas variaciones y estos usos diferentes de la lengua. En este problema el autor plantea que no debe imponerse que todos los hablantes lo hagan de la misma manera, ya que la lengua se encuentra en un continuo proceso de cambio y evolución, y esto se debe a que la lengua es una herramienta de resolución de tareas y dependiendo en la situación que nos encontremos esta resolución puede ser de una manera u otra. Es por esto por lo que la variación es un rasgo natural de los sistemas lingüísticos.

Las variaciones de la lengua es considerado como algo natural, algo que ocurre sin tener que buscar mas explicaciones, y esto no debe considerarse, como el autor dice, una perversión. Aunque exista muchas variaciones en el uso de la lengua, siempre hay una de estas que cuenta con el apoyo de la mayoría y es considerado como el correcto y el general, este modelo se encuentra en todas las lenguas, que se conoce con el nombre de estándar.

Al término estándar se le atribuyen varios significados como: "variedad lingüística de una comunidad que no está marcada ni dialectal, ni sociolingüística, ni estilisticamente", "variedad lingüística que sirve de vehículo para cubrir todas las necesidades sociales en individuales de los miembros de una comunidad". Pero en estas definiciones y otras muchas, cometen siempre el mismo error, que es equiparar estándar a lengua general, cosa que no son lo mismo.

El estándar se compone de cuatro etapas: selección, codificación, extensión funcional, y aceptación, siendo la codificación la que mas trabajo dará a los lingüistas.

El estándar es una variación que la usa correctamente muy poca gente, no en la lengua general, solo los lingüistas tratan de usarla correctamente, y digo tratan porque no existe el hablante ideal del estándar, nadie lo conoce perfectamente, y nadie es capaz de utilizarlo correctamente en su totalidad, a pesar de esta imposibilidad de ejecutar el estándar de una manera veraz, la existencia de este es muy necesaria, ya que se le considera un factor de cambio social, y esto es porque el estándar debe ir calando poco a poco en todas las clases sociales, en todos los puntos geográficos, de manera que se convierta en la lengua general de la que antes nos referíamos.

En definitiva, el estándar de carácter de oficia a una variante lingüística dentro de otras muchas, lo cual favorece a algunos y perjudica a otros tantos.

Por ultimo, hablar de la norma lingüística, esta orienta sobre opciones lingüísticas que están permitidas y las que no están permitidas, establece unos valores de gravedad en caso de no usar la norma correctamente, esta norma es algo muy necesario en cualquier lengua, para que esta se la pueda denominar como tal.

Todos los hablantes debemos contar con la norma a la hora de hablar, y también debemos saber cuando podemos saltarnos alguna de esas normas, ya estemos hablando con el director de un centro escolar, con los amigos, con los profesores o con nuestros padres, las normas siempre son las mismas, pero nosotros podemos utilizarlas de menare diferente en cada situación, y de aquí vienen las variaciones lingüísticas con las que comenzásemos hablar al principio de esta reseña.

lunes, 9 de febrero de 2009

Reseña: "Sobre El Estándar y La Norma". Adrián Díaz Arteche

En este artículo se trata el asunto del estándar, de lo que se considera correcto y lo que no. La solución a los problemas de la lengua no es hacer que todos los hablantes se expresen de la misma manera. La lengua está en continuo proceso de cambio. Esto se debe a que la lengua, según la percepción funcionalista, es un instrumento de resolución de tareas, y la evolución del lenguaje se debe a la evolución de la cultura, que va planteando distintas tareas que resolver.

La lengua no es un sistema uniforme. Su falta de uniformidad se debe a factores como la historia, la extensión en la que se habla, la vecindad de otras lenguas, las diferencias sociales entre sus hablantes, etc. La variación dentro de una lengua es un hecho natural, y no debe considerarse una perversión ni una interferencia. Sin embargo, a pesar de que exista esta gran variación, siempre hay un modelo que goza de más prestigio y es considerado como general. Estos modelos son de buen uso y aceptados convencionalmente. Todas las lenguas tienen este modelo, que se conoce con el nombre de estándar. El estándar se impone en un país, y omite las variedades sociales y locales. Es utilizada en la lengua escrita y en las relaciones oficiales, además de ser difundida en los medios de comunicación y las escuelas. Para crear un estándar, el primer paso es seleccionar qué variedades lingüísticas se van a tener en cuenta. Se suele utilizar la variedad geográfica, de acuerdo con la historia, aunque también se tiene en cuenta en numerosas ocasiones variedades como las diafásicas o las sociales.

El término estándar ha recibido diferentes definiciones por partes de estudiosos de la lengua española, entre las que destacan: “variedad lingüística que sirve de vehículo para cubrir todas las necesidades sociales e individuales de los miembros de una comunidad”, “variedad lingüística de una comunidad que no está marcada ni dialectal, ni sociolingüística, ni estilísticamente”, etc. Hasta se ha llegado a decir que “la lengua estándar tiene variantes, que van desde la lengua coloquial o familiar, a la lengua académica o solemne”. El error común que tienen estas definiciones es que identifican estándar con lengua general, cuando es obvio que no son lo mismo.

El estándar no es una lengua general. No es utilizado por todo el mundo, sino que lo utilizan las personas que lo conocen bien y en los contextos en los que corresponde. Además, no existe el hablante-oyente ideal, es decir, nadie conoce perfectamente el estándar y siempre se cometen errores. Además, lo cierto es que la mayoría de las personas utilizan una lengua alejada del estándar. Aunque algunos estudiosos del castellano afirman que la diferencia entre lengua estándar y producción oral no existe en el castellano, la realidad es muy diferente. El español hablado normalmente es diferente al escrito, es inevitable, ya que las propiedades de los dos medios son totalmente diferentes. Los hablantes suelen tener un dominio muy deficiente del vocabulario: se conoce poco, y muy poco se usa con seguridad. También se aleja el estándar del término de lengua general en el sentido de que existen clases sociales que por sus condiciones no pueden acercarse al uso de este estándar. Aquí se observa la importancia de una buena enseñanza lingüística.

Aún así, la existencia de un estándar se considera totalmente necesaria, ya que además de contribuir a aspectos tan importantes como el desarrollo económico o la educación formal; es en sí mismo un cambio social. El conocimiento y la existencia de un estándar tiene claras repercusiones exteriores. No se puede negar que hay muchas diferencias entre los distintos seres humanos, y no todos pueden acceder al estándar. Es necesario fijar estos límites a la hora de definirlo. El estándar debería ser una lengua ideal, que representase una intersección de variedades y pudiera realmente ser usado como modelo. No es posible imponer el estándar, sino que debe ir siendo aceptado poco a poco por el pueblo. La conclusión a la que se llega con respecto al estándar es que hace oficial una opción lingüística dentro de muchas, lo cual favorece a algunos y sanciona a otros.

El artículo finaliza hablando de la norma lingüística, que se define como un punto medio entre el plano gramatical y el plano de uso. Las normas establecen que elecciones son permisibles y cuales no. Hay fallos más graves que otros. La norma no se crea de acuerdo a la lógica, sino por el triunfo de una determinada moda, y, aunque sea aceptada con reticencia por gran parte de los hablantes, la norma es totalmente necesaria en una lengua. Hay que saber expresarse de una determinada forma considerada como correcta, es decir, acorde con la norma. Saber expresarse correctamente es saber adecuar nuestro registro a la situación comunicativa. Sin embargo, en la mayoría de las lenguas se muestra un gran desinterés por los asuntos referentes al lenguaje. Es destacable el hecho de que se mida la vitalidad de una lengua como su capacidad para crear neologismos de forma interna en vez de recurrir a otras lenguas, lo cual demuestra la reticencia a depender de otras lenguas, que es considerado un razonamiento equivocado.

La conclusión a la que llega el artículo es que no se puede ayudar a la lengua reprendiendo a sus hablantes. Los lingüistas no sirven de ninguna ayuda si toman una posición de superioridad, sino que deben tender un puente a la sociedad que reclama su ayuda para ayudar a la sociedad, y la manera en que utiliza el lenguaje.

Reseña: "Sobre El Estándar y La Norma". Fernando Albor Estalayo

La idea de que todos los hablantes se expresen en una misma lengua es un proyecto que defiende un determinado colectivo, y además pretende que esa manera común de hablar coincida con la suya; un error ya que los hablantes no pueden ser inconscientes de su lengua. Las lenguas son instrumentos de resolución de tareas y no son sistemas uniformes... toda lengua no artificial, es decir, hablada anteriormente en zonas más o menos extensas, convive con otras lenguas vecinas. Por tanto la variación es un rasgo natural de los sistemas lingüísticos. La existencia en una lengua de una gama abierta de posibilidades hace que se produzcan una serie de variedades particulares aceptadas socialmente, por ello tienen el carácter de generales. La variación lingüística acepta la existencia de diferentes modelos para su explicación, pero es fundamentalmente un simple hecho.

Pues bien, las lenguas de cultura distinguen entre uno o varios dialectos para la expresión interdialectal, es el estándar... “aquella forma de lengua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o locales. Se trata generalmente de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales. La difunden la escuela y los medios de comunicación”. El estándar se explica desde el prestigio, la convención y la historia (la creación de un estándar no se funda en argumentos científicos sino en el prestigio; y el prestigio, como el poder, se ejerce no sólo de arriba abajo)... y se compone de cuatro etapas: selección, codificación, extensión funcional y aceptación, siendo la segunda la única que requiere un trabajo específico de lingüistas.

Forma parte de la competencia lingüística de los hablantes de una lengua su capacidad para decidir qué es más correcto, prestigioso, adecuado y apropiado para sus enunciados. El propósito primario de la lingüística es explicar la competencia lingüística, y la lingüística científica debe también atender al estudio de las valoraciones sociales. No se puede estudiar el lenguaje actuando como si no tuvieran repercusión en las lenguas los conocimientos sobre el valor social de los elementos lingüísticos que los hablantes demuestran.

La primera parte de la creación de un estándar se basa en seleccionar de forma correcta las variedades que pueden tomarse como punto de partida. Si ignorásemos los detalles históricos de los procesos de estandarización de lenguas como el francés o el español, no nos resultaría difícil reconocer en los estándares correspondientes los usos lingüísticos más propios de ciertos grupos sociales y de ciertas situaciones.

En muchos estudios lingüísticos hispanos predomina el interés por saber qué es tal cosa, cómo debe llamarse... de tal modo que surgen dos fenómenos culturales patrios: la originalidad y el casticismo. Un procedimiento usado para el primer fenómenos consiste en dar a los términos empleados en la teoría un significado muy diferente al que se daban en países extranjeros. El casticismo, en cambio, calca y adapta a nuestro justo entender los términos inventados por otros. No obstante, si forzamos los términos de los demás, debemos advertirlo en nuestros escritos para evitar cualquier tipo de confusión.

Y es que existen diferentes puntos de vista acerca de lo que se entiende por “lengua estándar”, a pesar de ello podemos afirmar que la variedad estándar de una lengua no es ni mucho menos la lengua de todos ni la lengua que se habla en cualquier ocasión. Esos diferentes puntos de vista son interpretaciones erróneas ya que todas provienen de la misma idea: identificar el estándar con la lengua general o lengua común. Pero el estándar no es ni común ni general, no se usa comúnmente ni puede usarse comúnmente porque la aceptación de una norma se manifiesta más en términos de actitudes que de realización. No existe el hablante-oyente ideal de ninguna lengua, incluso las personas más cultas del país cometen errores lingüísticos.

Algunos de los mejores gramáticos actuales opinan que las reglas de las lenguas reales son instrucciones que se siguen más veces que no se siguen; existen en diferentes lenguas diferentes grados de separación... pero no podemos concluir a raíz de esto que el español hablado apenas difiere del escrito.

Y es que también se equivoca el que piensa que el estándar es la variedad común o general de una lengua por el simple hecho de que todos los miembros de una sociedad puedan recurrir a él cuando la situación lo requiera. Es necesaria la buena enseñanza lingüística. El concepto de estándar no es un acto de nominalismo porque la ciencia necesita restringir el alcance de los términos que usa y porque la formación y mantenimiento de un estándar para una lengua es un fenómeno social. La planificación lingüística es en sí misma un cambio social.

Un estándar es una realidad difusa, sólo un concepto claro de lo que es el estándar puede permitir a los lingüistas participar en la tarea científica y social que debemos exigirles, ya que los fines sociales revierten en fines científicos. “La lengua estándar no se crea de repente ni se improvisa, no se puede imponer a los hablantes, sino que se conforma e implanta lentamente, y el pueblo hablante la va adoptando cuando la considera útil, rentable, rica y beneficiosa”. Sledd explicó que son los dialectos o las variantes sub-estándares los que tienden a perpetuar las diferencias sociales o de grupo.

El estándar es una superestructura que supone la oficialización de una opción entre muchas otras; aceptarla sitúa a quien elige dentro de las convenciones prestigiadas de un determinado grupo. Además, el estándar esta avalado en gran medida por una determinada norma:


El cuerpo normativo de una lengua orienta sobre el hecho de que determinadas elecciones son permisibles, mientras que otras no; y lo establece según una gradación que va desde los casos en que norma y gramática de la lengua se confunden hasta aquellos en que la elección normativa es opinable en la medida de su aceptación social.

La norma está ahí, nos permite mantener ante ella diferentes actitudes y, auque sea con poco entusiasmo, debemos contar con ella, ya que saber cuál es la norma prestigiada en una comunidad lingüística es importante para la propia supervivencia (por ejemplo, cuando acudimos a una entrevista de trabajo sabemos perfectamente cómo vestirnos, pero no cómo expresarnos de una determinada forma; y es tan importante una cosa como la otra)... y es que hablar bien es saber expresarse correctamente en distintas situaciones y poder manifestarse y conversar con diferentes clases sociales, desde altos cargos políticos hasta los “colegas” del barrio.

No es entendible que en materias como el lenguaje no prestemos la misma atención que en asuntos relacionados con el deporte, la moda o la música. Podemos encontrar algunas escapatorias para tratar de explicar esta cuestión: desde la automarginación hasta la defensa de una revolución universal contra la norma, con el pretexto de no adaptarnos a una sociedad indeseada. Es más, este desinterés por los temas lingüísticos es compartido por los hablantes de las demás lenguas, no es un problema que afecte únicamente a los hispanohablantes. El conocimiento de una lengua condiciona la propia relación social.

La clave de la norma implantada en nuestras lenguas ha sido dar con un ancho de vía distinto de las demás, es decir, un signo característico de la lengua como puede ser la eñe española o el acento circunflejo francés. Asimismo, los individuos que tenemos estos signos característicos en nuestras respectivas lenguas nos sentimos orgullosos por el simple hecho de representarlos.


Nosotros, la sociedad, reclamamos la ayuda de los lingüistas y filólogos sabiendo que cambiar el uso del lenguaje es cambiar la propia red de relaciones que establecemos con el mismo. Si reconocemos qué sucede realmente en la lengua y en la sociedad podrá brotar el conocimiento científico y técnico.



PASCUAL RODRÍGUEZ, José Antonio y PRIETO DE LOS MOZOS, Emilio. Sobre el estándar y la norma.

Reseña: "Sobre El Estándar y La Norma". José Arroyo Ataz

En este artículo, se nos presenta el tema de la variedad lingüística, dándonos a conocer la existencia de una variedad denominada estándar, en la cual se hace mucho hincapié, y que además es relacionada con una segunda parte que nos habla acerca de la norma lingüística, de la que también resaltaremos algunas características.

En una lengua la existencia de diferentes variedades de la misma, muchas veces puede ser denotado como algo incorrecto, algo “malo”, pero esto no es así. Los humanos, en nuestro proceso de “optimización de herramientas”, llevamos a cabo la modificación y adaptación de nuestra lengua, dando así lugar a diferentes registros, que darán la posibilidad de adaptarse y enfrentarse a las diferentes situaciones sociales y culturales e interacciones comunicativas que se presenten. De esta forma podemos hablar de la inexistencia de lenguas uniformes, sobre todo debido a factores como la extensión de una determinada región, la convivencia con lenguas vecinas, el pasado de la lengua en cuestión, la diferenciación de su uso entre los diferentes estratos sociales… Asimismo podemos destacar otra serie de causas que llevan a la creación de diferentes registros, como pueden ser por el conocimiento que tengamos sobre el destinatario en cuestión, nuestra relación con el mismo, por nuestras experiencias y conocimientos personales… en definitiva factores que dan lugar, como ya se ha dicho, a la heterogeneidad lingüística. Dentro de esa heterogeneidad en la lengua, podemos encontrar diferentes variedades, entre las que destaca la variedad estándar. Esta es básicamente una lengua que se impone en una determinada región, de la que hacen uso individuos que tienen la capacidad de servirse de otras variedades lingüísticas, que es utilizada normalmente en el medio escrito y en relaciones oficiales, que se difunde en la escuela… y que además podemos relacionar con términos como “prestigio, convención o historia”. Del estudio de esta variedad, podemos decir que no resulta atractiva para los interesados en la naturaleza del lenguaje, a pesar de que una de sus etapas de creación, la codificación, es realizada casi exclusivamente por lingüistas, a los que podemos atribuir una serie de propósitos, como la explicación de la competencia lingüística, es decir, las razones por los cuales los hablantes de una determinada lengua encuentran determinados registros como incorrectos o poco apropiados y a otros como correctos o de prestigio; junto con otros propósitos como estudiar las diferentes valoraciones que se dan a dichos registros. A pesar de todo ello, el desinterés por parte de los lingüistas hacia la lengua estándar, del que ya hemos hablado antes, ocasiona problemas tanto en el desarrollo de la lingüística como en el propio desarrollo de los lingüistas, lo que serviría como razón más que suficiente como razón para que este desinterés menguase y diese paso a un mayor estudio del estándar, posibilitando así las facilidades que el uso del mismo otorga.

El estándar es creado, como se ha dicho mediante la selección de una variedad o diferentes variedades, que pueden ser combinadas y tomadas como referencia. Esta variedad o variedades pasan a ser un estándar por razones como las que se han comentado anteriormente, historia, poder, prestigio… que llevan a la designación determinación de una variedad geográfica, social o estilística concreta. En la elección de la variedad dentro de los grupos dados resaltan sobre todo las variedades estilísticas de las elites, así como las variedades utilizadas en ocasiones de cierta formalidad o seriedad, que son los que en mayor número de casos acaban dando lugar a una variedad estándar, quedando así muchas veces exenta del uso de susodicha variedad gran parte de la sociedad. Así, se nos ponen ejemplos de esta realidad en la que no todos, en función de los grupos o niveles socioculturales a los que pertenezcamos, tenemos un acceso fácil al registro cultural del que hemos hablado, siendo así presentado el problema lingüístico español, del que se nos ponen dos ejemplos, la originalidad nominalista, consistiendo en dar a nuestros términos un significado totalmente distinto al de resto de lenguas; y el caticismo, que consiste en dar un significado propio a términos ya existentes. De esta forma la comunicación y el entendimiento entre hispanohablantes, y hablantes de otras lenguas se dificulta, entre otras cosas por las discrepancias terminológicas. Así, vemos como esta serie de fenómenos culturales también se reflejan en la propia definición de lengua estándar, que muchas veces es definida por hispanohablantes como una lengua “general o común”, siendo así igualados los términos de lengua general y lengua estándar, y estableciendo así un significado muy distinto al que se conoce en muchas otras culturas o regiones, y diferente del que hemos dado a conocer anteriormente. De esta forma podemos decir que la lengua estándar no es una lengua general o común, sino que se trata de una lengua restringida, no demasiado expandida ni en grupos sociales ni en los medios de comunicación, con un mayor uso en el medio escrito que en el hablado, que queda fuera del alcance de muchos y usada por unos pocos, lo que debería ser resuelto mediante mejoras en la educación, ya que como se relata posteriormente, esta puede tomar como función la realización de importantes cambios sociales; uso mesurado que puede ser debido a que, tal y como se dice en el artículo, los términos de una determinada ciencia, en este caso la lingüística, no deben ser expandidos en exceso, ya que podría crear así una vejación hacia la propia ciencia en cuestión.

Se defiende asimismo, que el uso y expansión del estándar como lengua de prestigio, representativa, correcta… es necesario para la sociedad, para fortalecer a los distintos individuos que la componen, para favorecer al desarrollo y mejorar el acceso a la educación y así hacer posible el cambio social... Por estas razones el falso concepto de estándar como lengua común y general, debería retirarse para dejar paso al concepto verdadero, al concepto que otorga la capacidad a los lingüistas de llevar a cabo la tarea y funciones sociales y científicas que se les han otorgado y deben cumplir, y que de ningún otro modo, con el concepto de lengua general, podría ser llevado a cabo. De esta manera, podemos decir que el estándar se trata de una lengua ideal, de la que poco importa su creación e implantación en la sociedad, sino que lo importante de esta, es que sea tomada como lengua modelo, que empiece a ser utilizada por el pueblo, para cumplir así con una serie de “razones sociales”, como la de evitar discriminación a causa de los diferentes usos de la lengua, que en ocasiones pueden revelar información como procedencia, ideología, pertenencia a un determinado grupo social… información que puede dar pie a la discriminación de la que hemos hablado. De esta forma la lengua estándar puede actuar como lengua representativa y evitar así posibles distinciones por el uso de otras variantes lingüísticas o dialectos, aunque hay que decir que no siempre el uso de la variante representativa, del estándar, enriquece de igual manera, ya que en ocasiones mantener una determinada variante, puede resultar interesante.

En cuanto a la norma, de la que se habla en la segunda parte del artículo, podemos decir que tal y como se dice en el mismo, se trata de una combinación entre gramaticales y hábitos de uso, sin llegar a tratarse exclusivamente de cada uno de estos campos. De esta forma, podemos destacar una serie de pautas que son determinadas por la norma, como pueden ser las elecciones gráficas, léxicas, morfológicas y sintácticas de una lengua, tratando casos muy dispares, desde casos en los que norma y gramática pueden llegar a fundirse, hasta casos en los que el uso correcto de la norma puede llegar a ponerse en duda. En cuanto a esto, podemos decir que la utilización de la norma puede variar debido sobre todo a la geografía, pertenencia a determinados grupos sociales, nivel cultural… de tal forma que en el artículo, se nos ejemplifica distintos usos o visiones de la norma en función de los parámetros antes dados. Así vemos como la moda de una determinada norma en un determinado grupo social, puede llevar a la estandarización de una variedad lingüística Así vemos como el cumplimiento o no de una norma, bajo una serie de parámetros concretos de los antes comentados, puede llevar, por moda, a la creación de una variedad estándar, dejando claro que no siempre es necesario que las reglas gramaticales sean cumplidas a rajatabla o vistas desde el estricto punto de vista de la lógica, tal y como señalan las palabras de Ignacio Bósque recogidas en el artículo mediante las que transmite la idea de que deberíamos tratar de entender el idioma tal y como se utiliza y no interesarnos tanto en los aspectos normativos del lenguaje. Asimismo en una lengua, también es importante conocer los distintos usos de la norma, ya que uno de los ingredientes para poder vivir cómodamente en sociedad es el del buen conocimiento y uso de las posibles variedades de la lengua, en lo que la norma esta involucrado. Pero a pesar de esto, de las facilidades que el conocimiento de los distintos registros lingüísticos nos pueden proporcionar, el desinterés hacia asuntos de la lengua es patente, y no solo en el castellano, sino también en lenguas como el francés o el inglés, en las que los jóvenes dejan de lado el interés por los recursos lingüísticos recortando así su libertad a la hora de comunicarse, simplificando múltiples posibilidades de respuesta a una única sencilla y perezosa posibilidad, condicionando así sus relaciones sociales, todas ellas razones más que importantes para que en estas lenguas se recupere, o en algunos casos se consiga, el interés en el ámbito lingüístico, de tal forma que el conocimiento de la norma suponga una forma de libertad.

Hay que decir que no siempre se ha tenido este concepto de norma; esta ha sido vista como esencia de la pureza lingüística, mantener sus orígenes sin permitir la intrusión de otras lenguas, por lo que tomaría suma importancia los métodos de creación de neologismos, los cuales permitirían mantener esa pureza lingüística intacta. Esta forma de ver la norma cierra la posibilidad de que se produzcan intercambios entre lenguas, dando a entender tal y como dice el artículo, que “a cualquier lengua debiera estarle vedado lo que practicamos los hablantes de las demás”.

En conclusión, el uso y conocimiento de la lengua estándar, así como el del resto de registros lingüísticos, de la norma, sus diferentes aplicaciones… permiten realizar muchas de las funciones propias del lenguaje, desde el cambio social hasta permitir al hablante gozar de una serie de comodidades y facilidades en el ámbito de la comunicación y las relaciones socioculturales que de muy pocas otras maneras serían posibles de alcanzar, por lo que en definitiva, el desinterés por esta serie de aspectos lingüísticos debería desaparecer, y dejar paso a una sociedad mucho más formada y preparada en este ámbito para optimizar las posibilidades de un desarrollo social, cultural e intelectual de la misma.

domingo, 8 de febrero de 2009

ORIGEN DEL LEÍSMO Y DEL LAÍSMO

Existen diferentes teorías en relación al origen del leísmo y del laísmo. La principal se denomina hipótesis de eliminación del caso a favor del género: según el gramático del Siglo XIX, Rufino José Cuervo, "la extensión analógica de la unión de los pronombres de primera y segunda personas, me, te (con funciones de acusativo y de dativo), a la forma de tercera persona le, por su semejanza formal, hizo que las dos funciones mencionadas anteriormente se sumasen"... sin embargo, se pretendía preservar las diferencias de género; por esta razón, la extensión de le sólo afectó al acusativo masculino, pero se mantuvo el lo neutro y el la femenino. Para Fernández Ramírez este deseo de guardar la distinción genérica fue el elemento creador de la confusión, ya que "esta distinción quedaba determinada por el sincretismo que se produce en la forma lo del acusativo singular y en la forma le del dativo". Surgió de este modo la diferencia entre el le masculino y el lo neutro.
Una vez sustituido lo por le en el acusativo masculino aparecen, por extensión analógica, el laísmo y el loísmo.

No obstante, esto no sirve para aclarar determinados fenónemos como la tendencia a usar con mayor frecuencia el leísmo con objetos directos personales u objetos animados que con inanimados; la existencia del leísmo plural y del leísmo femenino; el porqué ni la, las ni lo, los triunfen como formas de dativo... por esta razón surge una nueva teoría: la tendencia a distinguir en castellano entre los objetos animados e inanimados podría ser otro factor que habría originado el leísmo (pero no el laísmo). Rufino José Cuervo, tras examinar ciertos textos medievales (sobre todo el Poema de Mio Cid y las obras de Berceo) concluye que el origen del leísmo está en la perduración del dativo regido por numerosos verbos latinos en sus correspondientes castellanos, puesto que utilizan exclusivamente le o alternan lo, la con le en complementos personales... según Rafael Lapesa, el uso de le en verbos que regían dativo en latín se habría extendido a otros que requerían un objeto personal.
Los estudios de Cuervo hacen ver que la confusión surgió a partir del cruce de dos construcciones distintas en el uso de un mismo verbo (ej. los avisa del peligro, les avisa el peligro > les avisa del peligro; los enseña, les enseña buena doctrina > les enseña). Esta hipótesis señala que el origen del leísmo tuvo lugar cuando en la época latino-vulgar, el acusativo empezó a alternar con el dativo.
Pero... ¿qué es lo correcto? La Academia Española recomienda para el uso culto la siguiente norma general: "lo para el acusativo masculino, la acusativo femenino, le dativo de ambos géneros y como acusativo masculino de persona (pero no de cosa), los para el acusativo masculino en plural, las acusativo femenino plural y les para el dativo plural de ambos géneros".

REFERENCIAS:
LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO: ESTADO DE LA CUESTIÓN
LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO
LEÍSMO, LOÍSMO, LAÍSMO: CITAS

Fernando Albor Estalayo
Pablo Alonso García-Noblejas
José Arroyo Ataz
Adrián Díaz Arteche

domingo, 1 de febrero de 2009

EL GÉNERO. Sustantivos con género designado por la terminación.

El género de las palabras, puede ser clasificado en diferentes grupos, de los cuales a continuación destacaremos los más importantes, centrándonos en el de las palabras cuyo género viene designado por su terminación o desinencia ejemplificando los diferentes casos con la obra Honorata de Wan Guld de Emilio Salgari. De esta forma comenzaremos hablando de diferentes los grupos que podemos distinguir a la hora de hablar del género de los sustantivos, para continuar con el grupo en el que nos centraremos, comentado anteriormente:

1.Sustantivos ambiguos en cuanto al género:Son aquellas palabras que se refieren a sustantivos no animados, y que pueden estar acompañadas por determinantes y adjetivos tanto masculinos como femeninos, sin que se de lugar a posibles diferencias semánticas o gramaticales como consecuencia del uso de un sexo u otro, aunque el uso de un determinante o adjetivo en un sexo especifico, puede dar lugar a una diferenciación de estilo, o incluso de región (ej. el/la mar, el/la maratón...).

2.Sustantivos epicenos:
Son aquellos sustantivos, que de forma inherente, designan personas, animales o cosas, de forma que una sola palabra engloba tanto al sexo masculino como al femenino (ej. gorila, cebra…).


3.Sustantivos comunes en cuanto al género:
Los sustantivos comunes en cuanto al género, son aquellos que carecen propiamente de sexo, siendo este designado por una serie de determinantes, como pueden ser los artículos el y la. A continuación veremos los diferentes casos en los que podemos encontrar este tipo de sustantivos:
3.1. Los sustantivos acabados en el sufijo –ista (ej. el/la feminista, el/la capitalista).
3.2. Sustantivos acabados en –a (ej. el/la logopeda, el/la ludópata).
3.3. Los sustantivos acabados en –e (ej. el/la pedante, el/la cantante).
Hay que afirmar que no siempre los sustantivos comunes en cuanto al género tienen porqué acabar en estas terminaciones, así lo vemos en palabras como el/la testigo, el/la mártir, el/la piloto… Asimismo, podemos destacar que en las últimas décadas, con motivo de la inmersión de la mujer en un mundo laboral controlado por hombres, se han llevado a cabo una serie de modificaciones en palabras a las que antes nos podíamos referir como sustantivos comunes en cuanto al género, adaptando así estas palabras al sexo femenino. Esto lo podemos ver ejemplo en oficios como arquitecto/arquitecta, médico/médica, notario/notaria… De la misma forma que se han dado en el sentido contrario, tal y como podemos observar con modisto/modista.


4·Heteronimia:
Consiste cuando el género de los seres animados, no viene designado por una serie de desinencias, sino que este viene dado mediante la oposición de palabras (ej. padre/madre, hombre/mujer, caballo/yegua), esta distinción, no sólo realiza una distinción gramatical, es decir una distinción en cuanto al género, sino que también realiza una distinción biológica, es decir, una distinción en cuanto a los rasgos biológicos del ser en cuestión.

5.Homonimia:
Podemos hablar de homonimia en sustantivos, cuando estos, en función de que se relacionen con determinantes o adjetivos de un sexo u otro, pueden cambiar de significado (ej. el/la frente, el/la cólera…).

6.Género designado por la terminación o desinencia:
El género de las palabras que pertenecen a este grupo, viene designado por una serie de desinencias o terminaciones que hacen referencia al sexo masculino, generalmente son las terminaciones -o (ej. perro) , -e (ej. jefe), e incluso la ausencia de desinencia (ej. señor); o al femenino, generalmente representado por la terminación -a (ej. perra, jefa, señora), aunque también podemos encontrar otra serie de desinencias que hacen referencia a este género, que han sido heredadas en el lenguaje debido a su uso a lo largo de la historia, así vemos algunas como -esa (ej. tigre/tigresa), -isa (ej. poeta/poetisa), -ina (ej. gallo/gallina), o -triz (ej. actor/actriz). Hay que añadir, que estas terminaciones actúan generalmente de la manera de la que se ha hablado anteriormente, aunque pueden existir excepciones, como por ejemplo que las desinencias -o y –e, designen femenino (ej. mano; noche); o que la desinencia -a, designe masculino (ej. mapa). Asimismo, hay que destacar que el uso de estas desinencias no solo designa género, sino que también pueden tener la función de distinguir el tamaño, la forma o distribución de los sustantivos (ej. manzana/manzano, jarro/jarra…). A continuación, pondremos una serie de ejemplos de los casos vistos en este último apartado (marcados en negrita y cursiva y sacados del libro Honorata de Wan Guld de Emilio Salgari):

4.1.Ejemplo de terminación –o para designar masculino: “Lagartos de tres e incluso cinco pies de longitud" (Página 6).
4.2.Ejemplo de desinencia –e para designar masculino: “-El hombre de confianza del duque.” (Página 41).

4.3.Ejemplo de ausencia de terminación para designar masculino: “-¡Yo! Más bien será el gobernador el que tenga esa iniciativa, señora…” (Página 28).

4.4.Ejemplo de terminación -a para designar el femenino: “...la cabeza adornada de plumas y armados de arcos y mazas muy pesadas...” (Página 170).

4.5.Ejemplo de desinencias heredadas para designar género femenino: “…observaron que la marquesa, pálida y nerviosa…” (Página 27).

4.6.Ejemplo de desinencia -e para designar femenino: “Cuando cayó la noche, Laurent, Grammont y Wan Horn arrojaron al agua algunas chalupas…” (Página 33).

4.7.Ejemplo de la desinencia –a para designar tamaño: “-He aquí una maza a mí medida –dijo.” (Página 26).

Recursos utilizados para la elaboración del artículo:
SALGARI, Emilio. Honorata de Wan Guld. Madrid: Ediciones Rueda, 2003.
José Arroyo Ataz
Pablo Alonso Garcia-Noblejas
Adrian Diaz Arteche
Fernando Albor Estalayo